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Cómo aprender publicidad en Afganistán
Hace poco cayó en mis manos el cómic “Kabul Disco”, una interesante novela gráfica publicada en dos tomos, escrita e ilustrada por Nicolas Wild. La historia es autobiográfica y trata de un dibujante (el autor) que es contratado por una agencia de comunicación con sede en Kabul, dirigida por tres socios bastante peculiares (un argentino y dos franceses), que trabajan en la “reconstrucción social” de Afganistán después de la guerra.
Recomiendo la lectura de este cómic, además de por el interesante punto de vista de su autor sobre los acontecimientos que le suceden en ese país extraño, porque es una recopilación de buenas ideas para todos aquellos que se dedican a la publicidad en cualquiera de sus formas.
Todos sabemos que en el secreto de la confluencia del mensaje con el medio está una de las claves del éxito de la comunicación, y si no que se lo digan a los creativos de la agencia protagonista del cómic, cuando tienen que lanzar una campaña de sensibilización para intentar erradicar el cultivo de opio como único sustento de la población afgana:
-Os propongo una adivinanza. ¿Qué es lo que todo el mundo tiene en sus hogares en Afganistán?
– ¿Un kalashnikov?-contestan los creativos
– ¡Jajajaja! –ríe la ejecutiva de cuentas– Ya me había dicho Eduard que erais muy graciosos.
– Lo que cada afgano tiene en su casa es una caja de cerillas. Vamos a sacar la campaña en este soporte, astuto, ¿no?
¡Nada más simple que una caja de cerillas!, me encanta la sencillez de esa idea y su efectividad en el impacto, la originalidad del soporte y lo económico que resulta la inversión en medios, ¿no os parece?
Son también muy interesantes otras iniciativas de sensibilización y formatos novedosos que salen de esta agencia, como la del director de teatro que monta pequeñas obras itinerantes para explicar las elecciones parlamentarias al pueblo afgano (con un alto porcentaje de analfabetismo), o un proyecto educativo en formato cómic para explicar la nueva constitución, o bien una pegatina por encargo de una ONG para intentar ejercer presión a los secuestradores con el fin de que liberen a una observadora internacional y muchas más ideas interesantes sobre comunicación política en un marco muy particular y exótico como el de Afganistán, como bien explica en su historia Nicolas Wild.
Agencias como la del cómic, dedicadas y especializadas a la comunicación de valores, tienen una importante misión y deben ser entendidas y respetadas y valoradas por su trabajo y su sensibilidad especial, ya sea aquí, en Kabul o en cualquier otro lugar del mundo.
A todos, os dediquéis o no al mundo de la publicidad y sus derivados, recomiendo la lectura de «Kabul Disco», editada por Ponent Mont.